sábado, 15 de noviembre de 2008

Hang Mioku. El antes y el despues

Hang Mioku, la mujer que se inyectó aceite de cocina porque era una adicta a la cirugía, era una verdadera preciosidad oriental. Pero ella se consideraba fea. ¿Y Ahora..?
El caso es que el de Mioku, lastimosamente, no es el primer suceso de este estilo, hasta el punto de que podríamos decir que ha tenido suerte de no morir con una de esas inyecciones.

Y para muestra nos es dable conocer el caso de un travesti colombiano que falleció en agosto del año pasado después de inyectarse aceite de freír en los glúteos.

O, peor aún, el sucedido dos meses antes de una prostituta argentina de 22 años que jurió tras intentar aumentar sus pechos, nada más y nada menos que con aceite para motor de avión.

Y por último está el caso del fisicoculturista Greg Valentino, que se metió Sintol en los bíceps (parecen una pelota de verdad) hasta tal punto de que, literalmente, un día le estallaron los brazos.



(omnia, 20minutos)

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